lunes, 16 de agosto de 2010

UN MUNDO SIN VIDA


Mis almohadas sin mi testigo de lágrimas, mis osos son mi familia, mi compañía incondicional, estoy encerrada en cuatro paredes, en un mundo material.
Los mejores años de mi vida, se perdieron en una soledad con tan solo el sonido de una puerta cruzando por ella mis papas.
Otra vez empieza mi dolor, solo quiero volver a escuchar esa puerta, pero que mis padres se queden para toda la vida conmigo.
Cinco años llevo con esta tortura, y no me logro acostumbrar, es doloroso, porque solo los quiero a ellos, pero ellos no a mí, solo quieren ser libres en un valle de alegría, armonía y felicidad, cosa que según ellos, no la tienen en su propio hogar....

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